• Hola, soy Stig Inrau, y esta es mi historia ...

    Hola soy Stig Inrau, un joven de 25 años al cual le gusta la lectura fantástica, épica y medieval, futurística, el realismo súcio, la generacion beat, y el simbolismo en prosa de finales del siglo XIX. Con este blog pretendo escribir pequeños relatos con los cuales me desahogo en mi tiempo libre, no pretendo que nadie me compare ni me asocie con ningun autor, ya que las influencias son variopintas y no existen dos personas iguales. Con él no tengo intención de que se me juzgue, ni de caer bien a nadie.. ni espero que nadie lea este blog, pero sinceramente, un blog es "bueno" a partir de cuando recibe críticas, insultos, y se le censura, como las mejores películas y las mejores obras. " El nacimiento y la muerte no son dos estados distintos, sino dos aspectos del mismo estado. Gandhi " Los episodios que describen mi vida se suceden, aunque no tienen porque estar relacionados, ni en un contexto histórico ni en contenido. El primer episodio, es el último del blog, del mismo modo que el último episodio que aparece al entrar al blog, es el primero que aparece.

Mi destino era North Lake. No había otra cosa que deseara más en ese momento que volver a ver a Eva. Su recuerdo me envolvía como los bejucos que violan a los árboles.

Debía tomarme las cosas con calma si quería llegar hasta ella, no volver a cometer más errores infantiles que me llevaran a la penitenciaría, o simplemente que mermaran esta sensación de libertad que apenas había empezado a saborear. Era feliz y me sentía vivo.

Miré de nuevo la tarjeta de Eva. Era una tarjeta muy bonita, con adornos botánicos y resaltes florales en el contorno de la misma, dejándose ver claramente que ese era el negocio del tallo y el pétalo. Por un momento imaginé a Eva, desnuda, y con apenas cuatro brácteas amoratadas que escondían sus pezones, su vagina y su ombligo. Noté como me tibaba el tejano. Sonreí al saber que todo funcionaba correctamente.

Gasté los pocos dólares que me quedaban en 40 botellines de cerveza Old Foghorn, conocida a lo largo de los Estados Unidos. Caminé hasta el resalto de la carretera y empecé a caminar.

Hanksville estaba a unas 76 millas de la gasolinera en la que había despedido a Eva días atrás. Me había dado tiempo a ducharme, aprovechando los baños públicos, de cortarme el pelo con unas tijeras prestadas y de escribir dos días seguidos, sin decanso, noche y día, mientras probaba por primera vez una Old Foghorn White, en una caja de 6 botellines.

Mientras caminaba en dirección a Hanksville me puse a recordar. Recordé a mi Corsa, a Eva, al Cadillac, a Alba, Pastel, Carry, Cindy, a Lois, al bar del Centeno, incluso me acordé del gato que frecuentaba mi jardín, mi sofá, la explosión de la casa de los hijos de puta, y en cómo ardieron mis fanzines. Mis fanzines, eso era lo que más me dolía de todo. Había invertido muchísimos años y dinero en aquellos panfletos contraculturales, ahora perdidos en cajas llenas de polvo, en estanterías decrépitas, en el recuerdo de algún salutífero joven, que a día de hoy, seguramente sería un pequeño empresario, postergado de todo sentimiento, ignorando lo que algún dia sintió en su pecho latir, como era el movimiento ácrata que nos mantenía unidos y unidas.

A la hora de caminar por la arista de la interminable carretera, volví la vista a mis espaldas mirando al horizonte. Entre la espesura de la distancia, pude apreciar como unos pequeños cubitos negros iban dando forma a lo que al poco, pude apreciar como una caravana de camiones, con remolques de todo tipo. Cuando se cruzaron conmigo pude apreciar, que era una caravana de circo, compuesta por unos 15 o 20 piezas aproximadamente, entre camiones, caravanas y remolques. Empecé a agitar los brazos, utilizando mis bolsas y mochila a modo de señuelo. Pensé en arroyarme al camión para que me atropellaran, pero el sentimiento de culpa volvió a abrazarme, y volví a recordar cada uno de los motivos por los cuales me sentía libre otra vez. Finalmente, pasaron todas las partes del gusano circense sin detenerse, menos el último.

La última pieza de esa lombriz articulada, que avanzaba entre humo y el estrépito de sus engranajes, encajes y dispositivos, se detuvo. Bajó la ventanilla;

- ¿ Estás perdido, hijo ? - Era un hombre de apariencia centenaria, deslucida y sobretodo erudita. Sabía leer en las expresiones de los demás la conducta que les movía a hacer las cosas, o eso creía.
- No, bueno.. Me dirijo a North Lake. - Le contesté asomando la cabeza para intentar ver más allá de la ventana.
- ¿ North Lake ? ¿ Qué se te pierde por ahí ? - En esos momentos la caravana se detuvo, al ver que la última pieza de la misma, se había detenido a mi lado. Algunos de los pilotos de otras partes de la caravana bajaron del vehículo, aprovechando para estirar las piernas y encederse un cigarro.
- Se llama Eva, y me gustaría pensar que no se ha perdido y la encontraré a mi llegada, - le dije - Y espero que tenga ropa limpia, comida y bueno, algo de dinero... -
- Jajajaja ! Eva, de North Lake ! No he oído hablar de esa mujer. Dime, hijo, esa Eva.. ¿ Es bella ?
- No, es lo más horrible que puedas imaginar, ya sabes.. Gorda, con papada, bigote, maloliente, con la dentadura atezada y renegrida, Bah!.. - Le mentí, para no levantar curiosidades.
- ¿ Entonces no merecerá la pena que te ayudemos a llegar antes a North Lake ? - El gordo se insinuó para acercarme a North Lake, a lo que respondí agachando la cabeza para cavilar la idea - Vamos ! No te quedes ahí pasmado, nos están esperando ! - Me abrió la puerta del tráiler.
- Bien. - Subí y cerré la puerta.
- ¿ Qué es lo que te lleva a esa.. a Eva ? - Curioseó mientras me miraba de vez en cuando mientras conducía.
- ¿ A cuanto estamos de North Lake ? Agradecería no tener que responder más preguntas sobre Eva. Recuerda, es gorda, fea, y huele mal. - Respondí restándole importancia a Eva mientras abría una Old Foghorn.
- Pues a unos 45 minutos de viaje a nuestro ritmo - Me contestó sonriendo.
- ¿ Dónde os dirigíis ? ¿ A North Lake también ? - Pregunté
- Eso creo! North Lake, es un pueblo al pie de la montaña, muy bonito por cierto. Creo que viven alrededor de 600 habitantes, de los cuales más de la mitad son menores de 35 años, y con eso podremos sacar mucho jugo con nuestra actuación. - Me contestó con orgullo.
- Vaya, así que feriantes. Veníis a North Lake, a quitarle el dinero a la gente del pueblo, ya veo. - Levanté las cejas esperando cualquier insulto, comentario ofensivo o un frenazo para hacerme bajar del coche.
- No hijo, nosotros no robamos. De hecho, no actuamos por dinero, ni yo ni nadie. ¿ Ves esta carabana ? Pues, de principio a fin, estamos los más jovenes, y los más viejos, al final. Con esto, yo soy el más viejo y el que lleva más años con la compañía.
- Qué interesante - Me distraía midiendo con los dedos lo que restaba de la cerveza y jugaba con la espuma, observando como se quedaba pegada en el interior de la botella, marcando una serie de estratos. Eran los sedimentos, las capas del óbito. Me puse a reir.
- ¿ Que es lo que te hace tanta gracia, hijo ? ¿ A caso no tiene mérito que yo siga aquí, en pié, ayudando a toda esta gran família a continuar con la tradición ? - De golpe, arrugó la nariz y le ví la expresión de la decepción. Era buena persona.
- No, perdona. Solo recuerdo cosas, que me hacen sonreir, no te preocupes - Le dije - ¿ Cuál es tu nombre, anciano ?
- .. (Carraspeó), me llamo William, Sir William Faggioni, nieto del gran Honorato Faggioni - Se colocó la pajarita mientras decía su nombre y me miraba sonriente, con mucho orgullo y alzando la cabeza, de manera que su papada quedaba tibada, con mucha clase.
- Vaya, todo un apellido para un feriante. Imagino que tu abuelo era italiano - Le espeté
- Si, claro, somos todos Faggioni, una tradicional família de la Ligúria italiana. Llegamos hará unos 50 años a Estados Unidos, allá por el 1899. Mi abuelo trasladó el circo a Estados Unidos, y por aquel entonces eramos el segundo o tercer más grande de todo el país.
- Mamma mia ! - Le dije, observando su reacción
- Jajajajaja ! - Se echó a reir y negó con la cabeza - Chico, eres muy gracioso ! ¿ Quién eres ? ¿ Cuéntame, que haces en esta carretera solo y que te trae hasta North Lake ?
- Pues, la verdad es que nunca pensé que tuviera gracia o que fuera gracioso. Me llamo Stig Inrau, y me dedico a viajar, a beber, escribir fanzines y lo demás todavía no lo tengo muy claro.
- ¿ Fanzines ? ¿ Son esa clase de panfletos que hacen los obreros, transgresores y contrainformativos ? - Curioseó.
- No del todo - Sellé mi boca, sin ganas de hablar más del tema. - ¿ Actuaréis en North Lake ?
- Eso está en manos del Reverendo, él es quien decide si actuamos o no, y dónde - Contestó.
- ¿ Pero no eres tú el que lleva más años metido en esto ? - Pregunté arqueando las cejas - ¿ No deberías ser tú quien tirara de la caravana ?
- .. No hijo, verás. Mi padre le cedió la mitad del patrimonio del circo al Reverendo, y desde su muerte, este se ha quedado con la totalidad del mismo. Cosas que pasan ! Pero sigo siendo el heredero, y detrás, están mis hijos, y mis nietos, que van en las carabanas 3, 4 y 5. - Me miró y sonrió satisfecho con la explicación.
- Ahá, que curioso. - Me enmudecí pensando en las casualidades que habrían hecho que la historia de los Faggioni cambiara de rumbo hasta ese punto. Suspiré.
- Pronto llegaremos ! Debemos estar a unos 15 minutos de North Lake - Me dijo - ¿ Qué música escuchas ?
- Pues, no me gusta la música. Me aborrece. Aunque recuerdo a mi madre cantando a Lloyd Price, Johnny Ace o a los Skyliners. A mi realmente me aburren todos los músicos.
- Jajajaja ! Qué cosas tienes, Stig. - Se le veía a gusto en mi compañía. Quizás había perdido el aspecto de bohemio errante al haberme cortado el pelo y afeitado la barba.


Pasaron 10 minutos, en los cuales no nos intercambiamos ninguna palabra, ya que el yermo dió paso a la vegetación, y consigo empezaron a aparecer pequeñas cabañas de madera, y de pronto, North Lake.

Era un poblado pequeño, pero rebosaba vida por todas las esquinas. Había una calle principal, con cuatro costanillas tierra que desembocaban en una plaza central, con un gran edificio de la época colonial, una taberna, el puesto oficial del Sheriff, etc. La gente, sobretodo niños y ancianos se agolparon a recibir la caravana, y de pronto pude leer los carteles, donde claramente se leía. " Faggioni Circus en North Lake - 24, 25, 26 July ".

- Ese cartel, confirma que actuaréis en North Lake ! - Miré con dilación al anciano - Muchas gracias por el viaje, te estoy muy agradecido - Rebusqué en mi bolsillo y pude acariciar unas cuantas monedas, pero saqué la mano vacía.
- Vaya! No hace falta que me pagues por esto, me he distraído contigo chico, emm.. Stig.
- Gracias ! No tengo dinero para darte, lo he gastado todo en cerveza. ¿ Has probado la Old Foghorn ? Dicen que es la mejor rubia de los Estados Unidos. Te dejaré una aquí en la guantera - Me despedí posando la cerveza en la guantera, mientras bajaba del trailer.


Me encontraba en North Lake, al fin. Mi camino había sido bastante ameno, cuando podría haber supuesto un infierno, ya que seguramente habría pasado una noche durmiendo al intemperie. Saqué la tarjeta de Eva, y leí la dirección. " North Lake, Str. 39 " Floristería Lindgren. Me dirigí a la taberna y antes de entrar, me crucé con un joven que fumaba una pipa de madera sentado en la escalinata de la entrada.

- Hola, me llamo Shakespeare, ¿ Dónde puedo encontrar la Floristería Lidgren ? - le pregunté
- Jajajajaja! Tío, ¿ Estás de coña ? ¿ Tiene pinta este pueblo de tener floristerías ? Aquí la única planta que sobrevive es la copiapoa y la calliandra, lo demás muere ! Apenas hay agua para las personas, y como puedes imaginar, las plantas .. - Se levantó de hombros.
- Vale, me ha quedado claro - Me dí media vuelta.

Me dirigí a una anciana que paseaba una niña de la mano, la niña apenas sabía caminar. Parecía una liliputiense con esas piernas arqueadas y delicadas, y la abuela era como un espectro con pañuelo.

- Hola, me llamo Stig Inrau, estoy buscando a una chica, se llama Eva. Quizás hayan visto un Cadillac por este pueblo en los últimos días.
- ¿ Cooomo diiice ? - Me habló con un tono cavernoso que me hizo dar un paso atrás. Carraspeé.
- Perdón, quería decir. Tiene usted una nieta muy bonita, ¿ Cómo se llama ?
- Se llama Hannah, y no es mi nieta. Es la hija del Mayor - Me dijo con tono amenazante mientras pasaba su brazo sobre los hombros de la niña, y me estudiaba de arriba a abajo.
- ¿ Mayor ? ¿ Qué Mayor ?
- El Mayor, Sir Benedict Arnold. Y ahora alejate ! Vete ! - La abuela empezó a asustarse por mis preguntas.
- ¿ No ha visto un Cadillac por aquí ? - Lo intenté por última vez.
- ¿ Un queeeeee ? - Acercó sus lentes a mi cara mientras pronunciaba " que ".
- Pst ! Eh, tu ! - Una voz sonó a mis espaldas. Me giré.
- ¿ Estás buscando un Cadillac ? - Me gritó la voz anónima.

Me di la vuelta. Era un hombre que vestía un traje negro, con corbata negra y una camisa negra abrochada hasta el último botón. Llevaba un sombrero de copa típico de la época. Ladeé la cabeza mientras me acercaba a él entusiasmado y me pregunté, cómo había podido oirme hablar sobre el Cadillac.

- ¿ Quién eres ? - Le pregunté
- No soy quién buscas - Respondió.
- ¿ Y cómo sabes a quién busco ? - Me incomodé - ¿ Como cojones .. ?
- No hagas tantas preguntas, Stig.
- No me llamo Stig, ¿ Porque crees que me llamo así ?
- Jajajaja ! Cuanta razón ! Perdona, había pensado que..
- Si, soy Stig Inrau. Estoy buscando a Eva ¿ la conoces ? - Apreté los puños, esperando respuestas.
- Chico.. No existe ninguna Eva, ni un Cadillac ! Jajajaja ! - Respondió mientras se agarraba el dobladillo del traje, que se abría con la combulsión de su carcajada. - Qué inocente, ¿ Has venido hasta North Lake por Eva ? Seguro que te dió una de esas putas tarjetas.
- Cómo cojones sabes lo de la tarjeta, ¿ Quién pollas eres ? ¿ Qué le has hecho a Eva !? - Empecé a notar el sudor en mi frente y el resbalar de los nervios. Conociéndome, sabía que la situación no tardaría en irseme de las manos.
- Eh, relájate chaval - Frunció el entrecejo - No quiero meterte en problemas - Me escupió.
- El único que se puede meter en problemas eres tú - Saqué una botella de cerveza y la sacudí en mi mano, a modo de arma.
- No eres el primer muchacho que aparece en North Lake preguntando por la Srta. Eva Landgren, ¿ Sabes ? - Me habló soltando un bufijo por debajo de su bigote.
- Está bien, gracias por la información.

En esos momentos, me dejé caer de rodillas en la arena. Apreté la tierra con todas mis fuerzas. Dejé caer mis maletas, las bolsas, todo. Me senté en el suelo. Cuando me levanté habían pasado 30 minutos, y no había hecho más que recordar a Eva, no me reconocía. Entonces caí en la cuenta.

- Eh ! Disculpa ! - Pregunté. El hombre del traje negro seguía paseando por el pueblo, hablando con todos los vecinos, dedicando sonrisas, reflejando la pena por unos y por otros, ofreciendo compasión y palabras dignas de oir a diestro y siniestro.
- ¿ Me hablas a mí ? - Me miró con desprecio. Escupió en el suelo una mota de tabaco que apenas pude ver de la velocidad que llevaba.
- ¿ No existe Eva ? ¿ O no quedan supervivientes ? - Se me dilataron las fosas de la nariz y apreté los labios. Sabía que iba a sacar una buena respuesta de eso.
- Chaval, no te metas en asuntos que no te incumben. - Me miró con asco y se volvió a dar la vuelta.
- Eh! Tú ! - Le grité - Eva se ha cargado a todos los que han venido preguntando por la Floristería Lindgren, ¿ No es así ? ¿ Es por eso que nadie la conoce ? - Empecé a cantar las preguntas, creyendo conocer las respuestas - ¿ Y por eeeso me dices que debo irme, que nada me incumbe ? - Esperé.

De pronto el hijo de puta bien vestido se acercó a mi, se agachó y me agarró del flequillo. Yo le respondí dedicandole una sonrisa y le enseñé los bastidores de mi dentadura. Le escupí en la cara.

- Mas vale que saques tu súcio culo de North Lake, si no quieres que te arranque la cabellera con la mano y te tragues todo el plomo acumulado en las Minas - Me amenazó mientras señalaba tras la ladera.
- Está bien! Está bien! Jajajajaja - Me reí como un poseído mientras él se levantaba y se daba media vuelta - Tranquilo ! Me largo! Jajajaja ! Hijo de puta !

Cuando de pronto ví como algo brillante caía del bolsillo del pantalón negro del hombre. Me tapé la boca con la mano y me levanté vertiginosamente. Corrí y me lancé al suelo arrastrandome de rodillas. Era un llavero, exactamente un llavero de automóvil, donde podía leerse, CADILLAC.

- Hijos de puta !!! - Me grité a mi mismo.